Sabrás que ya me he ido, que no guardo costumbre, ni repito el error. Que tengo el corazón indómito o salvaje.
Que no podrás herirme.
Que fui sólo un intento. Que sólo soy un ave de paso. Que sólo soy de aire y no frente a tus ojos. El frío me coagula... Por eso vivo en la mujer de fuego.
He dejado el invierno debajo de tus miedos. Soy un mayo perpetuo, un siempre de las flores.
Y tanta voz en vano... El ruido en el silencio me hace daño.
Y yo que había encontrado la manera secreta de vivirte por dentro y verte amaneciendo a ti, salvaje y entramado,
a ti.
Me guardaré el deseo en otra piel que enrede mi niñez, a su mano de árbol, a su boca de lluvia, a su alfanje...
La senda siempre se repite:
crecer, sobrevivir. Amar para ser libre, latir en consonancia con lo que sientes que eres, con lo que sientes que ofreces.
Soy una soledad tan habitada que me descalzo y parto para seguir mi rumbo.
No sembraré palabras que puedas recoger. Ni esperaré tus brazos, o tus manos en mi pecho despaciándolo.
Sabrás que ya me ido, que no rimo tu nombre. Que no me queda abecedario.
Que pasa la vida en un instante y el beso que no diste se te erizó en la boca.
Y yo que sólo voz, que solamente aire; ahogo mariposas y sobrevivo a tientas para decir: no es este el amor que sobre vuela.
Ya no se trata de impaciencia, No. Sólo es, que "esto" no es el amor...
Sabrás que ya me ido porque hoy:
escribo una derrota. Un hasta siempre ronco, un páramo de llanto.
Como quien da la lluvia
o la verde tristeza en un sólo poema.
"mujer de aire"
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1 comentario:
Me gustaría llevar a tu protagonista un rayo de luz, una esperanza, porque creo que es posible que sus ojos no estén ausentes y deseen vivir la vida y la poesía que nos rodea.
Un abrazo y feliz miércoles.
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