De niña me inventé una mujer de aire.
Necesitaba un rescate en este mundo.
Contar con una heroína. Tener un objetivo
para la vida.
Trazar a mi futura mujer indestructible.
Yo, que de niña fui tan feliz como ingenua,
que andaba con los sueños en la frente y siempre
de puntillas. Más cerca del aire
que de la tierra.
Yo soñaba crecer y ser de aire.
Porque nada era más fuerte y más libre que el aire.
y porque nada era más impredecible.
Pero de niña yo no sabía aún que impredecible
era casi lo mismo que vértigo.
Que libertad era alma, pan, laguna.
Que también era fragata y soledad.
Libertad era el antagonismo de cuerda.
El antagonismo de Hombre.
El antagonismo de Amor.
De ese amor austero y egoísta
que corre por el mundo
mi libertad iba a ser
su desorden.
1 comentario:
A veces es el precio que se paga por la libertad.
Un abrazo.
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