*imagen de Teresa Salvador, "Fábulas" en Flickr |
Pienso en
mí de niña, en mi abuela María; hija de mineros.
En la frondosa higuera de su
patio, en las fragancias y los cantares del Sur. Vibro en el sentimiento
que en mí prendió, en el añil impoluto que le entregó a mi infancia.
Inhalo en
la mañana, las lluvias de mi primer abril sin ella...
Vivo en
mi pequeño país mediterráneo, libre y solar como el de Llach. Sueño y voy
descalza en esta Barcelona, preciosa y mansa jaula, que me lanzó a
crecer de inviernos.
Canto,
del rigor del pueblo de la luz. De los olivos que le plantó mi padre a ella,
para que tuviese siempre un pedazo de Sur en su jardín, donde sentarse a
vivir o a morir cosiendo cada tarde sus nostalgias.
Hablo de quitarse la
hojarasca del pecho. De mis ojos hinchados por el llanto, de mis solo
nueve años y ella...Que se marchó sin nada, a la bondad del cielo.
Hablo del fuego que inoculó en mi
sangre, de las tardes de cuentos, del instante y el beso y
la palabra, como ángel guardián.
Hablo del día en que decidí
ser siempre de Aire como ella... Del valor infinito de mi gente del Sur, de mi
emergencia azul, de todos los poetas andaluces corriendo por mis
venas.
Vibro a
tiempos, en los versos o en los gritos, por querer en mí: Desnudo y Vivo el
Rojo, aunque vistiese de azul mi niñez y Rojo sólo fuese un verbo
para la piel y la sangre de mi abuelo y los
poetas.
Escribo
en esta ciudad desnuda, de mis amores de selva o de jungla, de todos
cuantos me han hecho llorar. Del espejo como verso de sal, de la primera arruga
en piel y la coraza. De mi absoluta inocencia, a pesar de ser madre.
Vuelvo a
temblar en mis noches del hambre… A las horas del nadie, mientras
mis hijos duermen y la ciudad se angela. Vuelvo a conocer el riesgo del
inmaduro verso, a la ínfima coherencia sostenida tras el café y el jirón
de la ducha, para lanzarme a la vida dormida y sin mañana.
(Hablo,
precisamente hablo, de la huida; de caer en picado y desear
inmolarme, a ciegas, en la noche. De inocularme de Aire, para
sentirme libre en la que soy. )
Hablo de
ti y de mí; del riesgo a corazón abierto, del hombre, la mujer y el fuego. De
la rueda del tiempo encadenando los labios, de esta inanición de aurora en
rama, del vientre calcinado de deseo en la mañana.
Hablo, en
presente y en pasado, del material in-sólido con que estoy hecha. De mi
mujer de aire y de tristezas. De la hermosa chiquilla, que baila en mi
cabeza. De la niñez domada para que nunca huya. De la soledad escanciada
para que no sea culpa. Del vértigo y la noche y la palabra muda,
hablo...
Hablo, joder ya sólo hablo...
De este puzle de mujer que me demuda
De la que a veces me escribe y me coagula
Para que nunca muera
el rojo en mi sangre
ni mi abuela María en los templos del aire
"mujer de aire"
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