"Mirando el mar" de Teresa Salvador, "Fábulas" en Flickr |
Abuela, cuéntame un cuento otra vez
De esos azules…
Como mi mar y tu cielo
Y los ojos de tus querubines
Cuéntame un cuento desde esa estrella en la que estás
Para que yo le cuente a él
A mi amigo que llora cuando quiere cantar…
“Malena rasga otro tango
Y al otro lado del mar
Ella se viste para la luna
con su alma de verano”
_¡…No ese no, abuela… te dije uno azul de verdad!
…Mi niña rasguña el tiempo que le queda,
antes de que se escapen las horas brujas de sus manos
Y allí, en su pedernal de los silencios
solo hay palabras en el tintero y una aurora despertando
Y el viento ya se ha ido
besando otras colinas.
Amanece y solo de ojos para adentro
sigue creyendo en las hadas, como de niña.
Y aún siendo ya mujer y de aire, solo de ojos para adentro
se siente libertad.
Pero a ella le gustas, porque callas
cuando tienes que gritar a cuatro vientos
que amor no es amor sin lamento,
sin sus labios, sin tu verbo, si ese azul de universo
abriéndote la puerta de un corazón de estío,
sin su andar de puntillas, sin rozar la piel
para rozar el sueño, sin su hogaza de pan bajo los brazos,
sin su dar amor sin esperar recibir ni siquiera un beso
a contratiempo, sin hacer del amor una batalla que ganar o perder
o dejar a flor de piel para el próximo poema.
Le gustas, porque aún sabes vestir el verso de puro azul,
porque miras de dentro a fuera y no necesitas decir nada con los labios.
Porque no buscas a nadie y llevas el desafío de ser hombre
hasta los límites, porque otros ni a mil leguas se te acercan.
Y tú, trazas testimonios con los dedos para encontrarte a ti en ti mismo,
en ti niño y agua y fuego corriéndote por la sangre cuando te escribes.
Y para sentirte vivo, y alma y sol, te haces luz y huracán
buscando mujer y viento
y Dios y tiempo donde acunarse a dos
y beso a cuerpo abierto
aunque vuelva a haber silencio cuando amanezca.
Le gustas, porque llevas el nombre de un apóstol,
porque eres su amigo, aunque hoy no quieras creerlo.
Porque todas las palabras se encuentran en el mismo vino
que os estáis bebiendo, en el mismo camino que os anda
mientras corréis senda desnuda por ese mundo de alboroto,
hasta que llegue el momento en el que os cambien de cielo,
en el que os den un canto nuevo, un universo azul,
un cuento azul verdadero.
_ ¡Pero abuela, eso no es un cuento!
4 comentarios:
Tu tenacidad y tu fuego no son usuales en los Géminis. Me sorprenden.
Un beso
Bueno mi niña, tampoco soy tan tan tenaz.... este es ya el último, de verdad, es como mi rendición.
Yo creo que ya no escribo por el momento más poemas, que me vuelo a mi relato, y al texto y al tratar de meterme de lleno en esa novela que nunca acabo de puro desastre géminis que soy.
Y además fuera del amor y del desamor, yo sé que no sé ser poeta y que lo sensato va a ser volver a mi otra escritura, en la que me defiendo más libre y más suelta y juego a inventarme mundos que ni siquiera tengo que haber vivido yo en esta piel del aire ni del fuego.
Ahh, he escuchado antes tus dos poemas en ese link que has puesto de esa emisora de radio. Ha sido maravilloso, que ilusión... llegar allí tan lejos. Es muy bonito y estoy muy contenta por ti.
Besos miles y buenas noches
Gracias por escucharlos. Fue una experiencia increíble escuchar mi voz en otra voz.
Un abrazo enorme.
No es un cuento, tampoco un relato, pero es una bello poema salido de tus ojos y de tus manos...
Un beso.
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