este amor vivo en tus brazos este sueño en tus ojos este mundo, este cielo, este todo lo nuestro.
Este pequeño Universo que deshojamos cuerpo a cuerpo que reinventamos beso a beso que renacemos: libre, Abril, brocado, lengua, mordisco, agua, agua, agua. Amor de agua.
Son las horas sólo lluvia, boca, palabras. Y tú: centro a mi centro, aire a mi aire, deseo inenarrable, dulce sueño a mis labios.
Me besas mientras duermo el próximo poema.
Me besas mientras siento que amor es esta cumbre que nos inunda ya sin privarnos de nada...
Cielo, alma, miradas y una montaña en las nubes casi nuestra.
Mi Dios de amor. Mi franca religión, en la que no existe pecado, ni tiniebla, ni temor, ni ruegos, ni cobardes.
Eres mi siempre cielo y fuego vivo en la memoria, mi toda rendición por vos, mi gloria rezumando gloria.
Eres mi: no conozco otra palabra ni presente, más no quiero otro presente ni palabra, que tu voz desnudándome las horas, tus manos trepando a mi demora, tu boca, bebiendo, de mi prisa en los labios.
Tú eres, amor: el dueño de la causa que me enraíza, que me hace ser del alma, el ala blanca de mi última esperanza, la vida viva de mi entraña, y ese destino inexorable y bonito en que camino y penetro y penetras conmigo, cuando volamos desnudos y completos y creemos habitar un paraíso en nosotros.
Y yo me miro en tus ojos y me siento en el centro de tu anhelo, mientras tú vuelas en mí y conmigo a la cúspide del quiébrome de amor y vuelvo a ser de agua.
Tú eres el beso y su don, el sueño y su voz, la casa dónde habitan todos mis te quieros. Tú eres la estancia donde arroparse el alma.
Y hoy vuelo hacia tus brazos de días sin reloj.
Recógeme a las 11.30 por favor.
Desnúdame deprisa de este sueño de tenerte y vísteme la piel con besos amapola.
Porque mañana, el sueño será encuentro.
Porque mañana llega el día, que ha de amanecer de nuevo, a un mismo tiempo en nosotros.
Mañana, mañana, mañana. El cielo será beso que incendie nuestros cuerpos, cuando tú me hagas: El amor en llamas, el amor sin calma, el amor sin pausa. El amor río, el amor riego, el amor verbo. El amor hondo. El hondo, amor océano.
Justo ahora, a estas horas, cuando me empieza a hablar el sueño de tu voz, me pierdo del mundo a lado viento y encuentro mi tiempo, a lado vos. Entonces soy la dueña del silencio, mientras me miro y me espejo en tu cuerpo desnudo y dilato mi vida en tu mirada.
Justo ahora, a estas horas… Cuando empieza este: “te sueño en mi deseo y aún no te tengo a mi lado, pero a mi lado estás” Soy de nuevo de memorias de carne que renacen, soy de recuerdos, que no huelen a niebla, ni a sal, ni arena, sino a estar viva y despierta contra tu cuerpo. Soy del tiempo o de la era donde el amor se brinda don del agua, donde el amor se escancia y se levanta libertad y la primera estación que me llega, es tu mirada de hombre-niño a mi fe desnuda y niña, que se me abraza a la carne y se me pierden las dudas, en el aire, mientras me danzas las horas y me enciendes los sueños, a lado corazón y a lado beso. Y me vas despertando, uno a uno, los sentidos, uno a uno, me amarras a tu pecho los latidos, y al ancla de tu vientre y a poniente, me deshaces por completo, y aún sabiéndome salvaje e indomable hebra de aire, me abrazas, me amas, me retienes. Y contigo nunca soy: la que tiembla en el viento, nada soy y soy por ti como aquel Pegaso blanco, que se viste en tu sueño de amor claro, que se sabe de amor rojo en tus labios.
...Pero hoy aún me desespero.
Aunque sonrío y tacho días con esta mano de escriba, en un calendario de abril lluvia y sol incipiente que crece lentamente hacia el verano.
Y sé que todo ha de ser, tal como estamos imaginando, justo ahora que nada falta, para dejar de imaginarlo.
Pero como aún no he llegado a tu próximo sábado, como aún no estoy allí, o ahí mismo contigo. Soy de viento, soy de voz, para colarme en tu alma, soy tu cuento de amor.
Soy del pienso, del siento, del habla, del sigo al latido que me entraña… Soy del vibro y del eres, lo que le falta a mi vida para dejar de escribirla. Soy del ya estoy llegando a dónde tu casa es la puerta, fe abierta a mi fe, que espera otro beso desnudo, vistiéndose de estreno en tu desnudez. Soy del sueño que de tanto soñarlo se ha hecho loca realidad. Soy del corro por tus venas, libertad. Soy de tu cuerpo la sangre, el ritmo, la cadencia, que late desde dentro hacia a fuera. Soy de mi piel en tu piel, la espera de gozarnos primavera, otra vez.
Soy tu destino imperfecto o divino, quien lo sabe…
Soy mujer, ya no de aire ni de viento, porque puedo sentirme en cada célula, y en cada esquina, en que en mi alba camina hacia ti, soy mujer porque me habitas al alba.
Soy tu lado fantasía o la noche de tu día. Soy centro de gravedad en tu vuelco y ya sabes lo demás…
Soy del mar, como el agua misma de la vida y no tengo otro lugar, ni otra gloria que la honda ola en que me arrastras y me apartas del mundo y me haces ser solamente de ti. Porque el amor, bien lo sabes... Cuando es del bueno ha de celarse, porque hoy el mundo anda ciego y falto y muerto de hambre, por beberse de un soplo, un amor como el nuestro.
Soy del no tengo otra memoria, que tu aliento en mi nuca, respirándome la noche en duermevela, mientras me apartas los rizos y me besas. Soy tal como en el sueño de vida o equipaje de ayer, en que fuimos-somos-seremos, como siempre, como este próximo finde, como otra vez: por fin libres y de Nos.
Eso creo, que soy o que somos. Solamente amor sencillo brillando en los ojos.
Y el sólo creo en ti y en ti me alzo, no es más que el son de repetición, el bis a bis que nos lleva a las puertas de ese cielo, sabiendo, que no hay demora en el Ser cuanto deseemos. Mientras cada día, se nos va muriendo un poco la absurda irrealidad del mundo.
Y todo esto que te digo, no solamente es mi libre pensamiento, es el lugar al que he aprendido a volar junto a ti, con los ojos abiertos y en los tuyos, viajando al mismo centro de la selva, o de la vida, o de la tierra universal, o de este valle, dónde dicen... nos caímos del aire.
Donde no hemos de ser ni hombre ni mujer, ni leones hambrientos, ni sed, ni hambre, ni estaciones del sueño. Sino trémulos verbos del fuego del alma y alas del tiempo que se enlazan.
Y cada vez que yo me rompa en tu cielo, ámame más aún. Recógeme del viento, niño amor, porque te llevo conmigo en mi vuelo, al paraíso de la aurora y cuerpo a cuerpo, haremos una fiesta sin bengalas, y a deshoras, antes de que nos derrita el sol y nos transforme otra vez en sola y simplemente tan humanos.
Y cuando despertemos, no me preguntes lo que siempre sucede… Qué hora es…A qué hora se come, a qué hora se duerme, a qué hora no es hora otra vez para andar en cueros de lado a lado de la cama, sin descansar primero la calma y las alas, desnudas en el aire.
Y saldremos vestidos de verano, a dar un paseo por la vida, que seguirá ahí fuera, latiendo, sin saber que nada nos importa ya.
Justo ahora, sueño que me miras y te pregunto quien soy, de dónde vengo a dónde voy. Pero tú no me respondes. Solamente sonríes y me coges con más fuerza las manos. Me aprietas la cintura, me besas la sonrisa, me sabes la locura. Y cuando te miro y te leo otra vez esa prisa en los ojos; a lado vos te me llevas corriendo y me haces ser del cielo y no de mí, ni del mundo y entonces ya sé todo cuanto soy.
Porque de lado a lado de la cama, me levantas, me vuelas sin alas.
Nos amamos desnudos y perfectos, como nadie lo sabe.
Y el alma sigue niña, el agua sigue viva y la vida es la esperanza de que nunca todo esto se nos caiga.
Nunca Porque yo no sé volar sin ti. Porque yo no puedo, ni quiero, ni aprendo, mi amor, a ser del aire sin vos…
A Zúñiga, que seguirá siendo siempre Poeta grande entre los grandes,
Amigo entrañable y Estela a seguir…
Hoy sí que puedo, Zuñi
hacer algunos versos para ti.
Sentir que somos tiempo de vuelo,
tiempo que nos vive por dentro
y tiempo en que vivir
abiertos y valientes,
como tú mismo lo has hecho
al alma del vivir.
Hoy quiero imaginar,
saber soñar despierta
Sentir:
que somos alas del recuerdo
que vuelan del viento del silencio
a tus palabras y en ti.
O pedacitos de anhelo que te extrañan
pero que un día han de entender
saberte LIBRE
saltando a “pierna suelta”
en el aire.
Paseándote de nube en verso
del mar del cielo de Cantabria
al mar del cielo de Madrid.
Cogiendo de repente una guitarra,
bajando gatos de las parras,
cantando por allí
letras y estelas de universo
que hoy tal vez, poetas ciegos,
aún no vemos
pero que en medio del silencio de la noche
o del guiño amaneciendo en ojos de la aurora
sí, nos parece sentir.
Hoy quiero ser poema de *alto vuelopara ti.
No llevarte hasta esas nubes mis lágrimas,
no llorarte de “faltas”
no perderte de Abril.
Saber que estás allí y aquí
omnipresente en el siempre del tiempo
y en el alma de cada verso que dejaste
o en tu voz viviendo en nosotros sintiéndote canción y son.
Saberte, en el recuerdo y en el beso
de cada amigo que te quiso
a ti: tan “Virgo y pensionista”
Hijo del tiempo
y de Mercurio
duende del alma y la guitarra
Tiempo a destiempo, sin fin.
Estela libre en el viento,
luz en alza que seguir
siempre Viva y ausente de muerte
siempre Viva y presente de ti.
Gracias miles, a todos los amigos no zoquetes, no absurdos, no egoístas, que ayer en la sesión de Carlos Salem en los Diablos Azules, sí supieron olvidarse de ellos mismos para recitarle o recordarle o homenajearle a él. Porque ayer era su día, la noche viva y azul de Zúñiga.
Sólo deciros que he escrito “hoy quiero ser poema de alto vuelo para ti”, no por fardar de que sea este un gran poema ni mucho menos, sino por recordar que así, con esas mismas palabras, es como alguna vez Zuñi me escribió en sus comentarios cuando puse por aquí algún poema que a él le gustó, porque hablaba acerca de sueños, o de cielos, o de nubes, o de niñeces, o de esperanzas mil ;)
GRACIAS INFINITAS, A TI, QUERIDO, QUE HOY ESTÁS VOLÁNDONOS TAN ALTO.
José Luís Zúñiga, imagen tomada de su facebook
"Sol y Palmera y Estela", ayer cerca de las Ramblas
Y a todos vosotros, que le quisisteis tanto al conocerlo.
José L Zúñiga, imagen de Noelia Palafox tomada en el III Encuentro de Poesía en Red
de Alcalá de Henares
Llevaba ya tres días tratando de escribirte algún poema, desde que Paloma Corrales tuviese esa idea perfecta, de llevarte un regalo en versos o palabras-sentimiento de cada uno de nosotros, que te hemos sentido y querido tan amigo y tan poeta.
Pero me tienes que perdonar, Jose, porque no he sido capaz de hacerlo. Yo quería escribir algo digno de ti, algo hermoso al amigo, al maestro, al hombre entrañable y valiente y cojonudo que eres y no me ha dado tiempo de llegarte a tiempo.
Estos últimos días, pensando en todo a aquello que te hubiese querido decir en unos versos, he vuelto a leer tus poemas, a reír en algún momento con alguno de tus versos…”Soy virgo y pensionista”, a encontrarme entre nudos y llanto al leer de nuevo otros, en fin, que he vivido nuevamente la lectura de tus últimos poemas y me han vuelto a vivir y a decir cosas por dentro, todos ellos a mí; los alegres, los tristes, los anunciadores…. Sé que ya no se saldrán nunca de mí, ni ellos, ni tú.
He leído también otras tantas veces la preciosa dedicatoria que me escribiste en el poemario que mandaste a casa… Pero aún así, no he sabido que escribirte a ti, que mandar a Paloma para ti. No he logrado que me saliera nada que no fuese envuelto en la tristeza del saber lo que ya había, y yo no quería llevarte mis nubes y sentimientos de tristeza, sino todo mi cariño.
Hoy sin remedio, cuando he empezado a leer en Internet tu haberte ido ya, he visto que habíamos llegado también demasiado tarde, para eso.
Por eso hoy quiero recordarte por siempre, en el calor y en la fuerza y en la sonrisa de tu voz y en el don grande y generoso que has tenido hacia nosotros, regalándonos siempre tu cariño, y en la dicha de tu canto, y en el brillo en las pupilas tuyas o en las de tu Lidon y por supuesto, en aquel arrebato tan hermoso y tan tuyo en la voz declamando aquel día en Alcalá:
“No me puedo quejar, soy más bien ducho en el arte de amar y ser amado. Es la pura verdad: me quiero mucho”
Y recordarte en el abrazo de todos, en el aplauso de todos, en el amor sin palabras, de todos los que te hemos conocido y querido.
Y así es como te voy a imaginar siempre, en cada una de esas cosas, desterrando, desalojando de mí la tristeza, pensándote en el hombre sencillo y amigo y en la vida siempre viva que nos dejas de ti, aquí por siempre, corazón y pecho bien a dentro.
Todo mi cariño y sentimiento para todos los amigos que hoy se sienten como yo, cierro los comentarios esta vez, porque esto es solamente mi pequeño homenaje a él, a Zuñi.
Y mi deseo de volver a compartir con todos vosotros, lo que guardé de Alcalá; las imágenes de su vídeo cantando y el sonido de su voz viva y de nuestra ilusión y dicha disfrutando de él, tal como nos ha sido siempre, hombre, poeta y amigo GRANDE.
"Sonetos a mí mismo"
por José L. Zúñiga en Alcalá de Henares
José Luís Zúñiga
en el III Encuentro de Poesía en Red Celebrado el 18 de Septiembre de 2010
De mi ayer marchito de esperanzas, de mi ayer mujer-anacoreta, de mi ayer anochecido en penitencias de aire y otros tantos vendavales, sin estar entre tus brazos.
Yo; mujer que toca suelo ahora, que deshoja los pétalos del tiempo, midiéndome en las horas que nos faltan, yo, Penélope que teje entre las teclas el periplo de este amor nunca acabado.
Yo que sólo sueño espejos solares a tu pecho, que ya estoy imaginando que está mi luna de agua en ti mecida, que retengo el aliento y te retengo, que me miro y te veo y te sonrío, y me fundo, en el fondo travieso de tus ojos rotundos, y allí veo mis ojos, abiertos, de ti rotundos.
Yo que no tengo morada y moro en ti sueños de Alhambra y besos incendiando la calma, ahora en pausa, de la aurora.
Yo que precipito la prosa que te incendia o que te arropa, el sueño, en la demora.
¿Acaso imagináis tú y el mundo que ya no voy a ser poeta, que ya no necesito serlo, porque ya no duermo, ni tiemblo, ni vuelo, en brazos de la mujer de aire?
¿Sabe, como tú lo sabes, que te extraño tanto que he de inventarte a deshoras con mis ansias? ¿Que me dibujo en la seda de las sábanas y te plagio por completo, en tu caricia, pero con mis propias manos?
Hoy sé que el mundo es redondo para que no nos perdamos.
Yo, agua en ti, fuente o volcán a tu enigma de amor de hiedra siempre viva a las raíces de mi vida. Yo, verso sediento de ti, pasión bendita de ti, corazón de selva, tan salvaje, que no pudo domarse a otro pecho ni a otra tierra que no fuese la tuya en nuestro amor libre entre el océano y el aire. Yo que ya no vuelo, sino en sueños: hoy vuelvo a tener un pasaje de avión entre las manos, el beso del reencuentro al reverso de mis labios, el viento de abril a mi favor, tu sol en mi esplendor, brillando en los colores de nuestras tardes caramelo, que han de rodarnos todavía, desnudos, junto al mar.
El alma puesta en vuelo, la boca viva en ti, y un 16 de abril que te acaricia las noches que nos faltan, las noches que ahora cuentas y dilatas, las noches que me inventas sobre ti, pero con tus propias manos…
Y hoy sólo pido amor, que no desfallezcamos a tanta fantasía que nos llena y nos vacía a un mismo tiempo, porque el mundo es redondo y todo llega, porque todo sueño verdadero: va del aire a la carne y de la carne al cielo que nos alza…
Porque yo, ya no voy a ser ni la llama en verso encendida, ni la mujer del aire, sino el mar y la tierra dónde vivas.
Voy a llevarte infinito hasta esta luna clara que nos sueña despiertos, y el mar, ha de mirarnos con sus ojos abiertos, como este amor, sediento de nosotros.
La tierra firme, ha de mirarnos con sus ansias y ver que me acaricias y me enraízas, que en esta orilla sin nostalgia, soy real como tú y tu amor.
Y como el mar que siempre acoge y enhebra las olas a las aguas. Como tú y nuestra vida y nuestra sal y tu amor oleaje a mis entrañas.
Y hoy que estoy tan cerca de tenerte, que no puedo dormirme ni dormirte, voy a dejar de escribir, para pensar en ti,