viernes, 28 de enero de 2011

El desnudante



Otra vez el mismo sueño, meciéndome en su voz y yo sin vuelo ni viento del Norte que me entrego...
Voy desnuda en alas del arquero. Otra vez la escuela de la vida, desentelando el tiempo que no vemos despiertos. La misma sala tan diáfana, las tizas de colores, una pizarra blanca y en ella un cielo, un valle, un camino. La palabra Amor escrita en japonés y no conozco el idioma pero entiendo muy bien ese ideograma. 
Tus ojos desnudantes, tu boca desnudante, tus manos, tu muda certeza tan descalza, carente de verbos, sólo ojos; abriéndome ventanas a no sé que lugar o siempre supe y me estremezco, como la primera vez que me asomé y miré dentro de ti.   
Pintamos mano a mano, colores sobre el blanco. Es tan bonito el dibujo que nos sale... Todo otra vez está siendo juego de niños.
La risa sueña y cae alguna lágrima. Charquitos en el suelo. 
Nos han dejado solos. Solos ante el deseo de estar nosotros dos pintando este arco iris.
Los cantos del destino ya rodaron, nada ni nadie pudo cambiarnos, seguimos primitivos en esta escuela-vida o tormenta, cada secuela una nueva piel de aire. De tan vacío el mundo, al fin nos ha dejado de retener esclavos de sus manos.  
Y ya hemos avanzado algunos pasos más, dibujando otras pizarras como esta.
Un día pintábamos un río y supimos... “Se puede fragmentar el agua”. En oxígeno e hidrógeno,  cada átomo en  moléculas, cada mil ríos un mar entero y entonces dibujamos mares y océanos.
Ahora hemos preguntado: ¿Se puede quebrar el aire, el alma universal del aire, sus millares de átomos que dicen son inquebrantables? Nos miran, sin respuesta los ojos desnudantes.  Pero empieza a bailar ese ideograma en la pizarra. Lo estamos contemplando boquiabiertos.
Se ha puesto en movimiento, tan suave como una danza, se está desfragmentando, o desdoblando acaso en dos... Dos que es uno a un mismo tiempo.
Tu voz sorprende a mi silencio, tu beso a mi lenguaje, mi mano a tu esperanza, debajo de la piel viven las llamas. Y ahora, no tenemos ya ninguna capa, tan sólo cuatro alas y espalda contra espalda, los brazos abiertos y el sol brillando bajo el pecho, como una estrella que copula con la sangre.
En un abrazo de oso nos hemos hecho humanos, tan niños, pequeños y otoñales como duendes de un bosque, que de tan verde escuece en los ojos...
La luz blanca de esta estancia tiene candor y agua de nubes, nos trae susurros de agua. Como una lluvia pura, cae. Nos baña, aún tan primitivos a este amor, canto rodado a nuestros labios.
Tu beso es suave como un instante rozando el mismo cosmos, como una fugacidad de eternidades.
Y yo lo beso tan valiente, que ni parezco ya niña del viento...
Bebo la savia de tus labios, retengo tu rostro entre mis manos.
Te veo, desnudante de mi amor.
En él se me permite ser de aire, en él tú eres aire.
Nos han dado una piel para este sueño. Es nuestra e imborrable. Esta vez sí.
Huele a nosotros cuando hacemos el amor. 
Ha amanecido, ya está sonando la maldita alarma del reloj al otro lado de mi cama.
Y yo despierto desarraigada, buscándote sin voz y en llamas.
Respiro. Te respiro, mi arquero, el desnudante.
Estás aún en el aire.
El alma de tu sueño también tiene dos alas.



* Mañana 28 de Enero, a partir de las 19 horas, estaremos en el Racó de les Bruixes leyendo poemas...
ZeroArt

2 comentarios:

josé ángel dijo...

siempre me complace más tu prosa que el verso, en ella y con menos ataduras describes minuciosa y salvajemente los sentimientos exactos que nos conmueven, que nos dan el aire que nos hace niños...que nos hace primitivos.
La esencia en fin...me gustó mucho.
Que no te falte esa luz con la que nos iluminas.

salud y alegría...
(y algo de aire)

© José A. Socorro-Noray dijo...

Es demasiado cierto,
bajo la fragua de nuestra piel
continúan ardiendo las llamas
y volamos en el aire del silencio
en busca de un lenguaje
que haga realidad nuestro sueño.


Un beso.