viernes, 21 de enero de 2011

No pude retomar ese camino...





No pude retomar ese camino y no cerrar los ojos...
No pude no dolerme, no pude no caerme
y me caí y me dolí tantas veces
que mi voz no supo decir,
por qué seguía en silencio
la sombra de sus pasos.

Pero ya no puedo decir lo siento,
ya no quiero, no intento, no me sale.
Ya no sé decir perdón, ya no le doy mi perdón.
Ya no sé si soy yo misma
la que anda en mí misma
cuando pienso...
Que el alma de un poeta
debiera doblegarse ante su ego
alguna vez al menos.
O dos, o tres o cuatro,
las que hagan falta.
Mirar los ojos del ayer
sin más batalla
sin verse sumergido en el fracaso
no verlo todo vano, no verlo todo daño
no verlo todo dilatado
por una lupa gigantesca de cristales rotos.



Le he escrito tanto al aire
que ahora ya sí soy palabras de viento.
Poeta no lo sé, tal vez sólo sea eso;
palabras en el aire y algún verso vivido.
Pero lo que importa, es que a veces hace falta;
abrir aún más la llaga,
abrir aún más la puerta
abrir aún más y más los ojos,
abrirlo todo desde adentro,
sin postigos ni pestañas.
Mirar a aquel que te mira
desde adentro y sin pestañas.
Voltear el mundo que has andado,
romper todo lo escrito, todo lo llanto.
Pisar los charcos, la nieve del invierno,
tender los brazos aún a tiempo,
pedir perdón aún a destiempo y a deshora.

Sentir la paz
al otro lado de una guerra
que sólo ha sido indiferencia.
Y cualquiera que haya amado en este mundo bien sabe,
que duele con más saña la indiferencia
que cualquier otra batalla.

¿Y dónde dice el poeta que está el camino?

“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar”
A. Machado

Y yo de tanto andar me he ido.
Pero que más da 
si al fin y al cabo
todo es más camino y menos daño
detrás de las estelas del mar.
Allí donde se mece el aire:
allí está mi lugar.


2 comentarios:

julia rubiera dijo...

que bellisimo y emotivo verso nos regalas hoy, esta asturiana te da las gracias por ello y te manda un beso.

Laura Caro Pardo dijo...

Perdona que no haya comentado antes. No me cunde el tiempo, no sé qué me pasa, voy acelerada siempre y los ratos de paz son cada vez más escasos. Me temo que hasta las vacaciones de Semana Santa va a ser así.
Te llevo leyendo muchas entradas en el silencio y todas me gustan porque son tan tuyas y tan genuinas, tan a tu modo, tan distintas al resto...
Verdaderamente eres aire; aire en las palabras y en los sentimientos, aire fresco y puro, aire sano y limpio que embriaga los sentidos al leerte.
Te quiero un montón, hermana.