Los espejos solares y ambarinos
que te hicieron verme extraña y de bruma
hace muchísimo tiempo
se han quebrado
ahora frente a tus ojos…
ahora frente a tus ojos…
La noche de Andalucía
te dejó acorralado bajo un manto de estrellas milenario
y creíste morir mientras las veías
salpicando tu llanto
frente al verde olivar de mis campos
frente al verde olivar de mis campos
Y los días que surcaste
por los temblores del cuerpo
al atardecer
al atardecer
Se hicieron otoño y lluvia en tus pesares
Te calaron
hasta el corazón de frío
hasta el corazón de frío
y tras mi sombra
solamente supiste
hacerte un ropaje de invierno
hacerte un ropaje de invierno
Llegaba ya la primavera
Trinando con sus cantos
sobre tu duelo
sobre tu duelo
y me recordaste
sembrando tu jardín de flores
sembrando tu jardín de flores
plantando nuevas semillas
en tu ilusión
en tu ilusión
Entonces me llevaste contigo al cerro…
¡Qué dicha!
¡Qué dicha!
Para ver la inmensidad del mundo
antes de que la luna fuera más inmensa
que él
que él
Desde allí vimos las casitas blancas
y también lunas chiquitas
pobladas hasta el tejado
de ilusiones y esperanzas
de ilusiones y esperanzas
Los jazmines flotaban
disolviéndose su aroma en el aire
disolviéndose su aroma en el aire
como siempre sucede
siempre
en el Sur
siempre
en el Sur
Nuestros besos también se hacían
Tendiste tu manto sobre el suelo
y me llevaste desnuda hasta tu llanto…
En tus pupilas
mi vida reflejaba cada instante
mi vida reflejaba cada instante
leías en silencio
cada anhelo
cada anhelo
Y supiste que te había querido
desde siempre
desde siempre
y que había guardado todas nuestras cartas…
Que te había moldeado en mi recuerdo,
haciendo de tu memoria el más duro equipaje,
para volar
libre en otros sueños
Hacia otros brazos
y atardeceres
más lejanos que los de nuestro Sur
y atardeceres
más lejanos que los de nuestro Sur
Y entonces
tú me amaste
como nunca habías hecho
como nunca habías hecho
clavándome los ojos en el vientre
susurrando palabras que eran mías
desde siempre
y deshaciendo temores
que ya no iban a ser
nunca más nuestros
y deshaciendo temores
que ya no iban a ser
nunca más nuestros
Ya al despuntar la mañana
tumbados los dos sobre el cerro,
bebimos del aire entre suspiros
hasta que el Lucero del Alba
nos vino a abrir los párpados
nos vino a abrir los párpados
Y entonces yo desperté
¡Tenía tanto frío y tú no estabas!
¡La luna se perdía en mis mejillas,
el agua reflejaba mi alma blanda!
La noche se había desvanecido
Supe que todo había sido un sueño…
Que mi primer amor seguía
en el cerro
en mi ilusión
en el cerro
en mi ilusión
Lejano y azul
viéndose en el sur…
viéndose en el sur…
Sólo prendido a mi corazón
con hilos de oro y plata
con hilos de oro y plata
Lucíabluesindreams
Imágenes de Fernando García Lerma
Arte-castellano.com,
Galería temática de Andalucía
http://www.artecastellano.com/fotografia/index.php?cId=cgal&nCodGal=13&nCodImg=3246
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