martes, 1 de febrero de 2011

El baile de las mariposas...



Stanislaw Krupp 


Para Ed, mi Ed que hoy cumple más sonrisas…

Hace tanto tiempo que me inventé parte de ti…
Parte de ti, sin dejar de ser yo misma, en cada detalle.
Parte de ti en un beso, o en un silencio, o en la duda de un invierno. Parte de ti en mi propia fuerza al caminar, o incluso al torcer los pasos si no estabas, en mi tenacidad para seguir buscándote,  en mi nostalgia infinita, o en mi nueva forma niña de mirar a los demás y comprender después de ti, que nadie se dejaba mirar así de niño, tal como tú y yo lo hacíamos... Y ya nunca supe cómo mirar.

No recuerdo de qué modo exactamente, pero creo que todo empezó en aquel aeropuerto, yo perdida entre la gente y tú buscándome. En aquel aeropuerto dejé de ser pequeña y fui gigante, la primera vez de ojos frente a ojos, de chispas y fugacidad, del primer abrazo vuelco, del pecho vértigo y brinco a la par, del temblor bajo las sandalias y del baile de las mariposas trepadoras subiéndome del vientre hasta la boca.

Y desde entonces, tú y las mariposas… Tu voz y las mariposas, tu risa y tu boca y las mariposas y una siempre vida que leerte en las pupilas si yo me asomaba mirando en tus ventanas.
Pero lo más increíble de todo, lo más mago, digamos que lo más bonito y perdurable,  lo que no pudo dejar ya nunca de ser de ti y de mí y del aire, del vuelo revoltoso de blancas mariposas, del camino y del encuentro, del seguir rodando por el mundo hacia este sueño;  fueron los besos y las partes de nosotros que debimos intercambiarnos sin saber...
Como cuando tus manos me tocaban y me tenían y me hacían sentir que yo era esa piel encendida y nosotros escondidos, tan desnudos, debajo de la tuya o de la mía.
Y así fue como un día me di cuenta, que aún cuando no estabas,  yo podía olerte si me olía, meterte en cada uno de mis sueños, latir más fuerte si pensaba en lo valiente de nuestro amor, respirar el aire de repente, muy cerca del mar y respirarte a ti y ser de nuevo una gigante soplando nubes que te llevaran mi olor o mi recuerdo, y no pudieses no sentir, que tú y yo también éramos todas esas partes invisibles de nosotros mismos que debimos intercambiarnos sin saberlo...
Después del aeropuerto y de los ojos niños,  de los besos de agua y piel y del vaivén entrelazado a cuerpo y alma, de la prisa en la cintura, del volcán de sueños en el pecho, del saber que aquello,  sí era locura y nosotros dos;  locos de amarre, buscando puertos en el aire, pensando qué sendero entre las nubes, te volcaría infinito hasta este espacio, en que yo retengo entre los labios cada parte de ti o de mí que nadie pudo borrar ni hacer imperdurable…

 “mujer de aire”


4 comentarios:

Amelia Díaz dijo...

Ay, mi niña, qué alegría saberos de nuevo beso, de nuevo vuelo, de nuevo mariposas trasegando de su sangre a tu sangre, de sonrisa a sonrisa...de ayer a hoy.

Felicidades en el día en que Ed cumple sonrisas, mi trilli querida, mi hermana.

Tatiana Aguilera dijo...

Ed debe estar alegre, feliz con tan hermosa dedicatoria. Ed debe tener miles de mariposas que regalarte en sus besos.
Un abrazo.

josé ángel dijo...

felices sonrisas y mariposas para Ed...Qué grato leer estas palabras que desbordan alegría y nobles sentimientos. Hay que seguir defendiéndola porque es la única vida vivida.

salud y mariposas en la boca...

María Socorro Luis dijo...

Qué bellísima prosa poética, que hermoso testimonio de amor...

Felicidades y abrazos.