 
 Lo malo del amor, cuando hacemos el amor sin amor,
siendo mujer no amada frente al amor:
 es que ellos nos entran dentro,  se nos derraman dentro,  y nosotras nos calamos y los sentimos desde adentro como el río que se desboca, que se  derrama en el vientre y llega al mar sin remedio…
Y ellos son los  ríos,  sólo son los ríos. No el mar…
 Solamente algunas veces, algunas mágicas veces,  ellos también son mar, consiguen calarse de nosotras,  fundirse en nuestras aguas  oceánicas  y así llevarnos  también   hasta  su adentro 
mirarnos y admirarnos, sentirnos en su adentro, su océano en el pecho
mirarnos y admirarnos, sentirnos en su adentro, su océano en el pecho
y ya no ser los ríos desbocados, sino aguas blancas y profundas en nuestras aguas…
Lo extraño de ser mujer, es como siendo desde siempre océano, ola, mar mediterráneo inmenso, como siendo marea y la luna que la mece, siendo mar madre, manantial de vida,
 también   puedas sentir la sed  y ser el hambre, el frío, el ocaso, el olvido, el llanto de la niñez o la  desmemoriada carne maltrecha y ultrajada.
Y cuando ya te han  inundado todas las lágrimas, cuando ya te naufragaste en tu propio mar,  aprender a volar,
cambiarte de  elemento;  hacerte ligera, ser de aire y querer rozar los astros, el sol,  el sueño, 
las nuevas esperanzas
las nuevas esperanzas
y así dejar de ser  mujer en el intento 
de ser mujer amando, aunque sigas teniendo forma y cuerpo de mujer, dejar de ser océano hambriento buscando los ríos que ya no han de verterse en tus mares, dejar de ser millón de orgasmos y éxtasis deshechos y temblores perdidos en el abismo de sus cuerpos…
de ser mujer amando, aunque sigas teniendo forma y cuerpo de mujer, dejar de ser océano hambriento buscando los ríos que ya no han de verterse en tus mares, dejar de ser millón de orgasmos y éxtasis deshechos y temblores perdidos en el abismo de sus cuerpos…
Dejar de ser la  tierra y el fuego, el metal y la herrumbre, dejar de ser la arena y la  playa que la cubre...
Y ser   solamente el aire, vibrar como el aire, amar como el aire, sentir como  siente el aire  y así la próxima vez que te  atreves y te lanzas al amor, a hacer el amor de veras, con todas tus  fuerzas, con todas tus ganas, con todo tu deseo y tu universo dentro,  
colarte más allá de su fuego, más allá del  mar que él aún no sabía que tenía en el pecho…
y en ese gran lugar y mundo
crecerte toda
hacerte solo fuerza
 universal
y ser fugaz
desvanecerte
 sin partidas
sin huidas 
sin añoranza
volar de nuevo 
hacia las cumbres
recordar que eres del aire
que ya no buscas ríos
que te reconozcan hembra
que eres libre y estrella
 madre tierra
sin hombre ni hambre
ni sed de mundo 
en la carne
sólo alma de aire
esencia de mujer
esencia de mujer
por no saber amar de otra manera
que como el aire siente cuando ama
…enciendes clandestino el fuego
conoces la fuerza milenaria
que habita sólo en el hombre
que ha sido mar
pecho, viento, huracán,
y así te pueda amar sincero
amar tu amor poeta
amor vientre del mundo
 amor de la mujer libre 
que eres...
http://www.flickr.com/photos/teresafabulas/2771069925/in/set-72157602719525813/
 

 
 
2 comentarios:
Qué hermosa afirmación de la mujer-mujer, sí, el mar, no el río.
Qué distinto ese sentimiento al de los pesonajes deun mor efímero aunque tórrido.
Bs
Seas el elemento que seas, ellos casi siempre son otro, y no alcanzan el océano casi nunca, porque hacen de su río la prioridad.
Me encantó, Mayde.
Un abrazo enorme.
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