martes, 5 de octubre de 2010

Ese "Tú-Yo Poético" que nos nombra, sin nombrarnos....

"Desde la Gomera" Imagen de Josep Tomás, "Thundershead" en Flirck

¡Mira cuanta belleza! 
Qué lago, qué cielo, qué océano y azul y qué colores más cálidos,
 y mira cómo todo ello ha tenido que fundirse en un todo uno.
En un todo isla y más allá horizonte y cielo y cima y cumbre. 
Tan cumbre y tan cielo y  tan horizonte, 
como el amor sin nombre, que estamos reclamando.

El otro día, en una tertulia de poesía, estuvimos hablando del “yo poético” y del “tú poético”. 
De ese ser real o imaginario al que necesitamos escribirle porque nos lo pide el alma, porque en esa “alma poética” nace nuestra mejor inspiración, y está llamando al “tú poético” real o imaginaria nuestro. Aquel “tú”  que es lo que deseamos y reclamamos y no dejamos de reflejarlo con y en nuestra escritura.
Figúrate que simple... y yo tras esas reflexiones entre amigos, he empezado a comprenderlo todo y con ello a quedarme mucho más serena y más tranquila.
Ahora sé a qué “tú poético” estoy yo escribiéndole. Y he sabido también que no te estaba escribiendo verdaderamente a ti,  que tú no eras  “tan así”, tan intensa e inmensamente así,  como yo te escribía en cada uno de mis poemas.
Y tú, por tu lado,  por supuesto, en ese yo querer verme en “tu escribirme” sin que verdaderamente sea cierto que tú me estés escribiendo directamente a mí, quiero decir, sin que abra yo mi correo directo y vea en él esas palabras dirigidas a mí,  a mi nombre, como si fuese una carta de amor a un solo destinatario y a la antigua usanza, has estado haciendo exactamente lo mismo conmigo. 
Has estado usándome también a mí o alguien tan parecido a mí, que has logrado que yo me confundiese lo suficiente, como para seguir viviéndome en tu escritura.

Sabes, ahora lo veo todo claro. Y en ese lago profundo de lo irreal y casi mágico que pueda parecer que yo sí, te esté escribiendo, día tras día, todavía a ti, debo decirte, aunque creo que  tú ya lo intuyes, que no te estoy escribiendo tan solamente a ti.
Cómo tú tampoco me estás escribiendo en estos momentos solamente a mí, y aunque pueda parecer que sí, yo ahora sé que no,  y aunque me lleguen hasta muy, muy  adentro tus palabras, sé que no son del todo para mí, aunque yo me las beba y las respire y a veces hasta me ahogue con ellas, lo mismo que tú, alguna vez, habrás venido hasta aquí para beberte o respirar o incluso para ahogarte también un poco con las mías.

Y es cierto que todo esto parece muy extraño, pero es así, y así debe ser, si queremos seguir escribiendo cachitos más o menos ciertos de nuestras vidas. Para reclamar lo cierto a nuestra vida.
Porque que yo te esté imaginando y te haga existir con mis palabras, eso sí es del todo posible. Y lo sé,  porque infinitas veces lo he logrado desde niña: escribir lo que quería conseguir y lograrlo poco después de haberlo escrito. Llegar a hacer del cuento más imaginario, el cuento más real.  
Porque ese es el único poder que tenemos los que escribimos lo que estamos soñando: traer el sueño hacia nosotros, hacernos el sueño vivo, como un cuento maravilloso que nos viva y nos relate cuando se cumpla.

Porque, en el fondo, la gran mayoría de nosotros, ya sabemos que toda la vida que llevamos viviendo es como un cuento muy grande, más o menos agradable según el optimismo con el que nos lo miremos cada día.
Un cuento que nos está soñando y dejando “SER” al completo, tanto de día y como de noche. Sin ponernos cuerdas, ni trabas, ni estructuras, sólo dejándonos libres: completamente personajes libres, tomando libres nuestras elecciones.
Lo que no estoy muy segura es de quien anda hay arriba, pensando por primera vez el principio de nuestro “cuento”, pero es bien probable que “alguien”, ciertamente, se esté preocupando de hacerlo posible: de empezar a escribirnos para que existamos, para que seamos, mucho antes de que nosotros mismos hallamos aprendido a hacer un solo garabato sobre el papel que nos defina un poco o nos matice mínimamente como personas.

Pues bien, si imaginamos que en una parte de mi cuento y del tuyo, un día nos encontramos (tal como nos estamos ensoñando poéticamente), sé que nos conoceremos profunda e instintivamente, apenas en dos instantes de mirarnos a los ojos. Y ese día, en que yo te encuentre y tú me encuentres, será cuando empecemos a dejar de escribirnos sin escribirnos y de anhelarnos sin tenernos, en el transcurso de nuestra noches. 
Será cuando dejemos de desearnos tanto en lo poético para vivirnos ya en lo real, haciendo de lo real algo aún más hermoso o poético de lo que habíamos soñado cuando solamente nos escribíamos sin verdaderamente estar haciéndolo. Tremendo lío, verdad…Pero créeme que será así. Que será así de bello e instantáneo e inmediato, si un día eso sucede.

Yo más de una vez he vuelto a pensar inevitablemente en el pasado, en lo que he sido en el pasado, porque mil veces he leído que el pasado es lo que nos ha llevado a ser lo que ahora estamos siendo. 
Y recuerdo que de tanto y tanto amor, que yo quería siempre retener en mi pasado, aunque él se fuese de mi lado, incluso aunque fuese yo misma la que lo dejara y quisiera que se marcharse de mi lado, seguía aún así reteniendo tantos cachos de amor, que debía estar echando mi corazón barriga... Y así era como había llegado a tener el corazón de ahora,  de tanto y tanto que había ido yo reteniendo desde niña el amor de las personas.
Y eso seguro que hay quien pueda llamar a esto "falta o ansias" de cariño, incluso inmadurez, y en realidad lo es, segurísimo que sí que lo es, ambas cosas, y yo así lo reconozco aunque me duela un poco hacerlo,  porque siempre he necesitado, lo mismo que tú, mucho, mucho, mucho de todo en este mundo. 
Mucho más que lo que dicen los demás que necesitan, mucho más de lo que piden los demás y yo sí pido y demuestro, y tú sí pides y demuestras y  tú y yo lo escribimos en nuestro reclamo de amor, como seres exigentes que somos, casi completamente egocéntricos y rotundos al sabernos merecedores de "eso inmenso" que estamos exigiendo y escribiendo. Y solamente con eso vamos a conformarnos, con ese amor a "nuestra manera", al espejo bonito de nuestros corazones. Ni un poquito más ni un poquito menos. 

También es cierto que todos los que escribimos a deshoras, a "estas horas", desvelados,  entre el humo del tabaco y un café, o una cerveza o un refresco, (o qué sé yo...) recorriéndonos pausadamente el silencio de la garganta, es porque estamos necesitando de nuevo inmensidades de cariño, toneladas de amor y sólo sabemos manifestarlo escribiendo y escribiendo, derrochándonos tan vivos en la escritura, que cada persona de este mundo que venga hasta aquí a leernos, pueda sentir en algún momento que Sí estamos escribiendo por y para ella, porque se está identificando en alguna de nuestras palabras. Y por eso mismo nos querrá y nos dará su cariño desde el otro lado y nosotros sentiremos que se nos vuelve a engordar un poco nuevamente el corazón, y le daremos  nuestro cariño a ella, también con las palabras.

Y todo esto es real, tan real como el aire que tú y yo respiramos, ahora, mientras nos vivimos a golpe de tecla y de lecturas, cada noche sin sueño y sin nadie que nos quiera, como verdaderamente necesitamos que se nos quiera, cómo estamos diciendo que NO se nos tiene que querer a nosotros y SÍ se nos tiene que querer cuando se pongan a querernos.
Escribiendo de qué exacta manera se nos tiene que querer a nosotros, para que un día: dejemos de vernos reflejados en las palabras que otros nos escriben sin verdaderamente estárnoslas escribiendo con nuestros nombres.  
Y a lo mejor, será entonces cuando más nos estemos reflejando en lo que de verdad somos: tú en mí, ya sin palabras y yo en ti, ya sin palabras, solamente con el corazón abierto, gordo y henchido de amor, y sereno y satisfecho de mantenerse indiferente ante la escritura, porque simplemente ya no necesita más de ella para seguir nutriéndose. 
Porque le baste el amor. Un amor con alas, a lo Gibrán, por supuesto.

Y entonces, cuando escribamos, ya no tan a deshoras como ahora lo hacemos, porque eso de escribir va a ser difícil que podamos dejar de hacerlo,  no hablaremos casi nunca el uno del otro en "yoes" poéticos. Ni tú de mí, ni yo de ti. Y tú no estarás buscando en mí a esa alma-amor de tu sueño poético, porque ya la tendrás a tu lado y yo no estaré buscando ni en ti ni en otro al alma-amor- sueño y vida del mío porque ya habré podido también alcanzarla.

Y dejaremos de hablar del cómo y del cuándo y del de qué manera el amor que buscamos, para empezar a hablar simplemente de la vida; del cuento tan real y complicado que llega a ser esta vida hasta que uno empieza a comprenderlo todo un poco.
Solamente un poco y con el corazón henchido y satisfecho, pero con benditas alas.
Y todo gracias a la escritura, a haberlo escrito, a la fuerza de ese eco profundo que tiene escribir lo intangible del amor alado, ese que tú y yo hemos estado soñando y escribiendo noche tras noche para hallarlo. 

"mujer de aire"

6 comentarios:

Amelia Díaz dijo...

Hacernos el sueño vivo...ufff...eso es, preciosa.

Tal vez nuestra mejor inspiración sean los anhelos, las ausencias, el desamor...tal vez por eso las musas (y los musos) se resisten cuando todo va BIEN...

Pero siempre hay pasiones que describir, añoranzas que llorar y amigos para quienes escribir.


Besos enorme, trilliza mía!!!

Unknown dijo...

Pues te mando mi abrazo lleno de afecto y de cariño,que quizàs no es lo mismo, pero sirve a engordar la barriga de los afectos... en este caso el afecto sincero de un amigo.
Besos para ti chica sensible y de aire.
Leo

Jose Zúñiga dijo...

Toda una lección de poética.
Y un desborde de cariños.
Bss

TORO SALVAJE dijo...

Coincido con Amelia.
Todo lo que nos duele o nos falta es lo que mejor nos inspira.
Las musas frecuentan esos lugares.

Besos.

© José A. Socorro-Noray dijo...

Sigo necesitando las alas
para poder volar.
Tú lo tienes más fácil,
eres de aire.


Las musas, como decía Picasso, si vienen, mejor que me encuentren trabajando. ¡Eso sí, con espacio libre de humo, que ya he dejado el tabaco y con un buen gin tonic entre las manos!



Un beso

mayde molina dijo...

AMELIA,
Ame, mi niña, eso mismo: tener el sueño vivo, vivito y coleando y no conformarnos con menos, porque cómo tú me decías un día, somos nosotras todo eso que casi no me atrevo a escribir aquí y que empieza por D y acaba por osas, y tú ya sabes jaja

La inspiración nos llega del anhelo, de la ausencia, de la vivencia…
Besos a montones

LEO
Querido, pues claro que sí que me alegra y me engorda un montón la barriga de los afectos, con ese abrazo y ese cariño tuyo, que es mutuo porque los dos lo compartimos así de bonito.
Gracias a ti, chico maravilloso, buscador de unicornios y de bellezas en este mundo.
Besos de aire para ti, que te vuelen cerquita de tu cara…

JOSE
Gracias!!
jooo más que una lección Jose, es una reflexión mía, que yo me alegro un montón de que tu la veas más o menos acertada hablando de eso de los yoes poéticos. Está chulo, porque ahora encontré un sitio aquí en Barcelona donde hacemos lecturas y voy aprendiendo montones de cosas, de los veteranos.

Besos

TORO
Así es Xavi, y que siga siendo así, que nos frecuenten mucho las musas y los musos como dice Ame en esos lugares, pero joer que no nos duelan, ni nos dejen malheridos ehhh!

Besos para ti

NORAY
Tú ya las tienes también las alas, y no dejas de demostrarlo poniéndolas en cada verso que surca el océano y los aires, para que nos lleguen, como un pedacito de ti mismo.
Yo también deseo que sí, que nos pillen trabajando cuando vengan, Noray.

Dichoso tú con lo del tabaco, joooo , que suerte, yo es que como soy de aire, necesito jugar con el humo y con el fuego ;). Ahora lo del gin tonic, no ves… yo me quedo con mis mojitos que para eso tengo menta plantada en las ventanas...

Besos voladores