domingo, 3 de abril de 2011

Yo, tejedora del sueño que te alondra a mi almohada...






Yo, tejedora del sueño
que te alondra a mi almohada,
pido palabra a la boca,
reminiscencia al aire:
que exista mi presencia allí en tus calles.
Que se ha de hallar tu infinito
en mis noches sin fin.
Yo, cumbre de ti
cuando a mí trepas
en medio de este sueño
tan desnudo.
Yo, el alma
y la fe
de tu amor desnudo.


Hoy estoy escribiendo el final de otro tiempo…
De mi ayer marchito de esperanzas, de mi ayer mujer-anacoreta, de mi ayer anochecido en penitencias de aire y otros tantos vendavales, sin estar entre tus brazos.
Yo; mujer que toca suelo ahora, que deshoja los pétalos del tiempo, midiéndome en las horas que nos faltan, yo, Penélope que teje entre las teclas el periplo de este amor nunca acabado.
Yo que sólo sueño espejos solares a tu pecho, que ya estoy imaginando que está mi luna de agua en ti mecida, que retengo el aliento y te retengo, que me miro y te veo y te sonrío, y me fundo, en el fondo travieso de tus ojos rotundos, y allí veo mis ojos, abiertos, de ti rotundos.
Yo que no tengo morada y moro en ti sueños de Alhambra y besos incendiando la calma, ahora en pausa, de la aurora.
Yo que precipito la prosa que te incendia o que te arropa, el sueño, en la demora.
¿Acaso imagináis tú y el mundo que ya no voy a ser poeta, que ya no necesito serlo, porque ya no duermo, ni tiemblo, ni vuelo,  en brazos de la mujer de aire?
¿Sabe, como tú lo sabes, que te extraño tanto que he de inventarte a deshoras con mis ansias? ¿Que me dibujo en la seda de las sábanas y te plagio por completo, en tu caricia, pero con mis propias manos?

Hoy sé que el mundo es redondo para que no nos perdamos.

Yo, agua en ti, fuente o volcán a tu enigma de amor de hiedra siempre viva a las raíces de mi vida. Yo, verso sediento de ti, pasión bendita de ti, corazón de selva, tan salvaje, que no pudo domarse a otro pecho ni a otra tierra que no fuese la tuya en nuestro amor libre entre el océano y el aire. 
Yo que ya no vuelo, sino en sueños: hoy vuelvo a tener  un pasaje de avión entre las manos, el beso del reencuentro al reverso de mis labios, el viento de abril a mi favor, tu sol en mi esplendor, brillando en los colores de nuestras tardes caramelo, que han de rodarnos todavía, desnudos, junto al mar.
El alma puesta en vuelo, la boca viva en ti, y un 16 de abril que te acaricia las noches que nos faltan, las noches que ahora cuentas y dilatas,  las noches que me inventas sobre ti, pero con tus propias manos…

Y hoy sólo pido amor, que no desfallezcamos a tanta fantasía que nos llena y nos vacía  a un mismo tiempo,  porque el mundo es redondo y todo llega, porque todo sueño verdadero: va del aire a la carne y de la carne al cielo que nos alza…
Porque yo, ya no voy a ser ni la llama en verso encendida, ni la mujer del aire, sino el mar y la tierra dónde vivas.
Voy a llevarte infinito hasta esta luna clara que nos sueña despiertos, y el mar, ha de mirarnos con sus ojos abiertos, como este amor, sediento de nosotros.
La tierra firme, ha de mirarnos con sus ansias y ver que me acaricias y me enraízas, que en esta orilla sin nostalgia, soy real como tú y tu amor.
Y como el mar que siempre acoge y enhebra las olas a las aguas. 
Como tú y nuestra vida y nuestra sal y tu amor oleaje a mis entrañas.


Y hoy que estoy tan cerca de tenerte, que no puedo dormirme ni dormirte, voy a dejar de escribir, para pensar en ti,
con mis manos. 

2 comentarios:

Micaela dijo...

Preciosa entrada mi querida amiga y compañera de festival. Me ha encantado tu página. Seguimos en contacto. Un beso grande.

Alonso de Santa Inés dijo...

Emocionante hasta la línea de horizonte, que maravilla! Como ha de ser ese amor Nobilisimo? Que versos! para leer cien veces! Deseo vuestro 16 y siguientes, únicos hasta que junteis aunque y fragua para siempre. Es un gran placer leer para navegar dentro de uno.

Gracias por compartir, gran poeta.