domingo, 21 de septiembre de 2014

Confesiones...


Pero es que no te me enciendes
y yo, 
que como fuego he vivido asumiendo 
una tras otra la derrota... 
Quemando mis errores de amor 
Ya sólo emprendo viajes que no conlleven riesgo
Billetes de ida y vuelta al corazón...
Ya sólo pongo este pecho y mi voz en el intento
cuando busco en la calma de las noches
algún lenguaje que me hable sin palabras 
y me diga, si acaso estoy viviendo 
"esto" por los dos
Si eres tú quien tiene miedo o si soy yo
Y me observo, te observo
a espejos de silencio 
y no aprendo a leerte
aún y me contengo
Porque ya he vivido el riesgo
de dejarme fluir y caerme de todo y de mí
Caer desde la cumbre y romper en mil mis egos 
y sus nombres
Y sé, que siempre vuelvo a levantarme
Que la que danza el aire también me danza a mí
Que por ella regreso a la que siempre fui 
Y a día de hoy, conozco bien mis fuerzas
y que el fuego, aunque lo niegue, a mí siempre me salva.
Que sólo necesito de un corazón con alas, de alma noble, 
y si no escribe palabras, no me importa
y a veces me anticipo 
y las escribo yo...
Entonces abro el fuego del amor
Las palmas de las manos que conoces 
son las que me recogen, me conducen, 
me limpian como el agua
y cuando digo y escribo "soy del aire"
sé que en mí empieza un combate a pecho abierto
de fuego sobre aire y aire sobre fuego
Y así me voy viviendo; en ciclotimia perpetua,
en las jaulas del Yo
Y sólo sobrevivo si logro resolverme
desde adentro, respirar desde el vientre, 
regresar a mi núcleo, a mi centro
con la mente más limpia del aire
Dar gracias a la voz de la mujer cometa 
que vive en mi cabeza y es tan valiente 
que se atreve a sacarme los balazos del pecho 
Que asume abiertamente la piel de los sentidos
el tic-tac del latido
porque sin él, lo sabemos: nada somos

Y tantas veces le pido
¡Qué me devuelva el aire y me gobierne!
Que no me venza el fuego, 
que sea el aire quien me salve y me pronuncie
a mí, que el hambre de otras veces me llevó
al mismo error de hombre-hambre-pequeña muerte mía

Ahora que al fin crezco y comprendo 
que los silencios son grandes episodios
Que casi son como ángeles de paso que nos velan
Tus ojos dicen Sí, si me contemplan
Tu temor dice No, si te contemplo yo
con estos ojos vivos para el fuego
que no aprendo a esconderme del mundo

Y últimamente me he dicho varias veces:
"No sé calzarme este amor si sólo es un instinto 
que no se atreve a sucederme"
Y a veces me confunde, parece que se lee 
y me lee y nos lee y otras es tan ciego
Y al mismo tiempo, sucede, me sucede...
No sé apagarme este amor aunque sea fuego
porque si acaso es verdad 
que su canción es del agua
ha de poder salvarme del error 
Regarme desde adentro el corazón
Vivirme desde adentro y desde el ascua
para dejarme ser libre y mujer-siempre-de-aire 
Y tú; para mi aire, mi sueño y mi equipaje 
Mi cometa perfecta de aprender a volar...
Para dejar de escribir 
y simplemente amar y hallarnos libres 
con este amor a cuestas
que para el fuego y el aire 
se encienda


"mujer de aire"



2 comentarios:

Rafael dijo...

Un volcán sale y dejas en tus versos.
Un abrazo.

Laura Caro Pardo dijo...

Inevitablemente, latimos. Y los que somos de latir fuerte, más aún. Ojalá ese aire y ese fuego consigan para siempre su armonía.

Un besazo, trilli.
Te quiero.