"La carga que tanto pesa" de Manuel Luna http://manueluna.blogspot.com/ |
Si del pincel de tus manos yo surgiese tan hermosa, si mi alma en flor fuese la rosa, si es mi cielo el aire que respiras, la brisa que te anida, el viento que te empuja, que te arrastra, que sopla a esa fogata que vive de tu alma.
Si es tu grito libertad y a mí libertad me llaman y ella libre me tiene, ya ni siquiera me teme, porque yo volé en sus redes y nací entre sus dos alas, para estar en este "escribo que te escribo" tanto como he soñado.
Si al soñarte ya estás siendo, mi brisa vive en la noche de tus labios; tú suspiras, yo me abro, me deslizo, me dibujo sobre ti, arpa de amor y deseo.
Pero eso es sólo sueño y al paso de otra estación, yo que he sido primavera en cada valle, me pongo frente a tus ojos, vistiéndome la piel de otoño y mi manto es una fina trama de hojarasca, está cubriéndome las alas, porque en ese anhelo tuyo de hombre niño, no te atreves a soplar mi amor desnudo.
Y estás pronunciando mi nombre, lo llevas cual estandarte que clama su victoria y en tu andar en esta tierra, ya no buscas ni gloria ni derrota, ya te has visto en otro tiempo con el alma rota, pero ahora lo que ves es tan sólo cielo y miel. Me has soñado en cada sueño, has sido río y mar, montaña y cumbre en el cauce de mi agua y de mi aliento. A la luz de tus ojos yo he mirado desde adentro y sabes que he hallado lo que nadie había descubierto.
Soy el sueño que promete el nacer de un río nuevo, ese hombre verdadero que llega al mar y se hace océano, que lleva a su niño dentro, navegando en libertad, que está desnudo en la inocencia y en la risa y en el llanto y en la paz.
Soy el sueño que promete el nacer de un río nuevo, ese hombre verdadero que llega al mar y se hace océano, que lleva a su niño dentro, navegando en libertad, que está desnudo en la inocencia y en la risa y en el llanto y en la paz.
Tú adivinas todo niño, que ya no existe la prisa, que hace tanto tiempo que te amado, que he vivido en este mundo entre tus manos, que por eso ya me has puesto una a una las palabras en los labios y en la pluma, que en ella ya no queda tinta amarga ni negra, que sólo hay tinta roja que se escapa cada noche hacia tu boca y te pinta de rojo cada beso.
Y mi vuelo pide al sueño tan desnudo como vino al mundo. Quiere vestirlo en su piel, que se nos abran las alas bajo el viento, que acojan a esos niños que aún llevamos dentro, que nos abrace el recuerdo de los dones que tenemos, que nos inunde la magia, que seamos la caricia desatada, el juego y el "yo quiero y no pierdo nada", sólo juego que te amo y que te pido niña, porque niña he sido siempre entre tus brazos.
La niña de mi piel, le he pedido al poeta de los sueños que sea él el maestro, nuestro dueño y el mentor, que nos diga lo que es ésto, que nosotros no sabemos, que nos guíe y nos enseñe y que viva en mi ilusión y en mis mejillas el brillo y lo más suave de las tuyas y a ese instante de rubor en que me miras y me sabes de tu llama y de tu alma en vuelo, ese instante en que yo me siento mar del cielo, que también le ponga nombre, a ese momento.
Que me diga si está bien o está mal que bañada en el rocío de tus sueños, prepare ya nuestro lecho en algún lugar cercano a Venus o allá donde el sol queme algo menos que ese amor que está soñando nuestro anhelo.
Que me enseñe a ser la lluvia que te inunde y que se crezca, que le sacie cada sed a tu tormenta y al ansia de tus labios sobre mi piel.
Que me cuente si de la prisa y la pausa, ya han nacido las horas de la calma, que te diga que no me busques más donde no soy, que me encuentres sólo en ti, que es donde yo he sido, que me arranques de los versos, que dejes de mecerme en tus palabras, que me lleves junto al agua, más allá, donde tú sabes, donde el cielo está en el valle y el valle lleva al cielo.
Que me ha dicho, que aquel viejo disfraz de la memoria se nos ha quedado chico, que ahora sí somos dueños de esta piel, que en ella estamos escondiendo los secretos, que encienden nuestro aire. Que ya sabemos que ha de ser, que no somos de tinta y de palabras, que somos hombre y mujer.
Que te pregunte, poeta:
¿Qué equipaje vamos a llevarnos para que el mundo no nos pese entre las alas?
Yo no pienso llevarme nada, porque amo lo sutil como tú lo errante, de la fragancia más pura soy yo el romance y tú el verbo pronunciándome.
Me dice, que nos ha visto como aquel poema de Machado; deshaciéndose en abril, alas del tiempo sin manos, como pompas de jabón alzadas, sopladas por el viento, para estallar bajo un blanco de nubes que envuelve nuestro sueño, que lo enciende sol y grana en cada beso y cada verso que se nos ha hecho llama.
Que de templarnos la voz ya somos el canto y la alegoría, que no cabemos en los versos, que no nos basta el mar de la poesía.
Que me ha dicho, que aquel viejo disfraz de la memoria se nos ha quedado chico, que ahora sí somos dueños de esta piel, que en ella estamos escondiendo los secretos, que encienden nuestro aire. Que ya sabemos que ha de ser, que no somos de tinta y de palabras, que somos hombre y mujer.
Que te pregunte, poeta:
¿Qué equipaje vamos a llevarnos para que el mundo no nos pese entre las alas?
Yo no pienso llevarme nada, porque amo lo sutil como tú lo errante, de la fragancia más pura soy yo el romance y tú el verbo pronunciándome.
Me dice, que nos ha visto como aquel poema de Machado; deshaciéndose en abril, alas del tiempo sin manos, como pompas de jabón alzadas, sopladas por el viento, para estallar bajo un blanco de nubes que envuelve nuestro sueño, que lo enciende sol y grana en cada beso y cada verso que se nos ha hecho llama.
Que de templarnos la voz ya somos el canto y la alegoría, que no cabemos en los versos, que no nos basta el mar de la poesía.
Y ahora que aún estoy aquí, subida en la nube azul de tu esperanza, ya respiro el alma y el aliento de tu voz.
Y tú, niño del Sol, me has llamado amor, él me lo ha dicho, que en tu mirada soy luna que se baña, en el cielo de tu boca el amor que hace agua y en el sigilo de tus pestañas he atrapado ya la noche, he sido tuya.
Porque él lo está haciendo, está predestinando al aire que nos nombra, allí en las luces y en las sombras, cuando dormimos lejanos pero en el mismo sueño, buscándonos a ciegas.
Porque él lo está haciendo, está predestinando al aire que nos nombra, allí en las luces y en las sombras, cuando dormimos lejanos pero en el mismo sueño, buscándonos a ciegas.
Yo he sido mujer del aire, para oler y respirar cada matiz de ti y cada aroma de ti, ha sido de mi olor el tacto.
El aire nunca miente, él nos envuelve los poemas, los hace libres, vuelan, más puros, más lejos, más deseo, con más detalle…
Niño Sol, que vengas y me traces en esa nube de tu amor, que me hagas el dibujo de colores, que no llores sino rías, que iluminas mi sonrisa, que me hagas con la lluvia de tu risa, el canto y la delicia de mi voz viva en tu voz.
Que sí, duende de mi amor, ahora tienes el valor para elegirme, elígeme, llámame a elegía, vísteme de picardías, ahora sí... despierto contra el viento, despojado de silencio. Vivámonos a un mismo tiempo, abre el grito de tu voz y clama a los cuatro vientos, que el cielo nos entregue lo que es nuestro, que nos regale la brisa bajo el temblor de los besos que ya han ardido antes, debajo de nuestra piel sin encontrarse.
Dibújame pincel de tus dedos, ponme el color que tú quieras, píntame de primavera, dame el latido de tus labios, palpítame el letargo y siénteme a mí: mujer de aire, a mí que nunca fui poeta, sólo la niña del agua volando entre las pausas, sirena hacia tus nubes. Siénteme mujer completa, bájame de la incoherencia y hazme de amor en esta tierra.
Que se nos pare el sueño, que se detenga, que se transforme en verbo que nos sostenga, que respiremos, que nos respire, que comamos y bebamos de él, que sea cierto, que sea de carne y piel.
Que yo ya sólo quiero volar, volar, de dentro a fuera, mecerte en mis caderas, volar sólo volar, cuando el grito de tu gloria esté en mi hoguera, cuando el cielo se detenga y tu beso sea amor licuado, que me alce y que me bañe, que me amarre al baile de tu talle.
Sólo entonces: quiero dejar por mil instantes esta tierra.
Sólo entonces: quiero ser mujer de aire.
Y a la danza libre de tu amor
Volar-te
Volar-me
Volar sin tocar el suelo
No estar en otro mundo
Más
Que en nuestro vuelo.
Volar-me
Volar sin tocar el suelo
No estar en otro mundo
Más
Que en nuestro vuelo.
"mujer de aire"
"Blue Nue" de Bruno Schmeltz |
3 comentarios:
"Que yo ya sólo quiero volar, volar, de dentro a fuera, mecerte en mis caderas, volar sólo volar, cuando el grito de tu gloria esté en mi hoguera"
Es imposible no sentirse contagiado con la pasión y el fuego que transmiten estos estupendos versos.
Me encantó, Mayde.
Besos para ti.
Leo
Mayde por fin me deja entrar en tu blog, mi ordenador se resiste a algunas páginas. La pintura que has puesto es genial !!!! preciosa y el texto lo acabas volando.... hoy me ganaste por triplicado.
Besicos que te debía muchosss
Siempre es un placer visitarte y leerte.
Un cordial abrazo.
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