sábado, 27 de marzo de 2010

Cuando José Romero...



Cuando José Romero, miraba por la ventana, con aquellos ojos líquidos que el tiempo había dejado en su carne, uno nunca sabía donde estaba mirando exactamente.

No en vano, hacía ya tanto tiempo que no nos recordaba a ninguno de nosotros, que nos sentíamos extraños bailando en su mundo de sombras y olvido.

Mi hermano ya no quería sentarse sobre sus piernas a darle un poco de apoyo a su desmemoria y mi madre se desesperaba, cuando lo veía alzar el puño en cólera frente a la televisión en blanco y negro de la sala.

Eran épocas difíciles, en que la falsa España progresista, se aireaba tiritando entre las sombras de otra nueva derecha, como volviendo sin remedio a la misma pesadilla mortífera.

Como aquel verano del 36 en que los señoritos del pueblo se pavoneaban en las tabernas de sus gracias, mientras mi abuelo José Romero, regresaba a su casa después de un largo día de calvario bajo el sol imposible de los campos de Córdoba.

Su madre, entre llantos, lo estaba esperando aquella noche para darle la mala noticia: se habían llevado a Juan en un furgón.

Habían ido a la casa preguntando por él después de la siesta y cómo no estaba presente se habían llevado a su hermano Juan para interrogarlo.

Al pobre Juan Romero, que nada tenía que ver con las tretas republicanas que se habían ido alzando tiempo atrás en el pueblo y de las que mi abuelo, había sido el más rojo y encendido de todos. Lo habían ido a buscar a él, a José Romero, y sin embargo, se llevaron al pobre Juan en su ausencia. Y ya jamás supieron de él ni volvieron a verlo, después de aquel verano.

En aquellos tiempos de la España maldita, a veces un desgraciado pagaba la culpa con su sangre por los errores hermanos.

Por eso, cuando mi abuelo, ya muy viejo y cansado de pasado, a pesar de haber sido presa de aquella maldición que ahora andan bautizando con el nombre de “Alzeimer”, cuando veía en la tele de la sala, ensalzados en sus comedias de contra vanguardia, a los hijos de los viejos franquistas disfrazados de políticos de la nueva era derechista, alzaba el puño en alto mientras gritaba poseído por la rabia:

_ ¡Bastardos! ¡Hijos de mala madre! ¡Os llevasteis al pobre Juan y él era un inocente!

Y recuerdo, que mi madre sólo atinaba a decirle al pobre viejo, hecha un completo manojo de nervios:

_ ¡Papá… por Dios bendito! ¡Qué están delante los niños!

Pero él repetía una y otra vez sin hacerle el más mínimo caso:

_ ¡Hijos de mala madre!, ¡Bastardos!, ¡Asesinos!, ¡Cobardes!

Mi abuelo José Romero, murió hace diez años ya de anciano, poco después de haber cumplido los noventa y su memoria se liberó para siempre de los recuerdos de aquellos tiempos malditos.
Lucíabluesindreams

Imagen: "Nostalgia" de Teresa, "Fábulas" en Flickr
http://www.flickr.com/photos/teresafabulas/2909019865/in/set-72157607692260362/


Imagen: "El tiempo es un viaje de escalas infinitas" de Teresa, "Fábulas" en Flickr
http://www.flickr.com/photos/teresafabulas/4170300198/in/set-72157607692260362/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente tu relato. esas imágenes de tu España civil..., fue muy duro ese tiempo.
un abrazo

mayde molina dijo...

Muchas gracias reltih, así fueron realmente las cosas por aquí en tiempos no tan lejanos...
Otro abrazo para tí