sábado, 15 de febrero de 2014

Testamento

"Cielo y Tierra" de Antonio Tordesillas

Que mi boca era un yo misma, lo sabías...
Que mi piel no fue territorio, sino lenguaje. 
Que mi horma y mi norma, son el viento y el aire.
Que mi ciudad es de Nadie y mi pueblo, mi Sur.
Que ahora aprendo a vivir, con lo que llevo puesto y me rima. Que abro, los ojos como templos y asumo y reconozco: que la tristeza no es manta, ni borla y la reforma es un cauce, no un hogar todavía.
Que uno debe, primero: aprenderse en la sal y edificarse, antes de darse prestado.
Que a día de hoy, aquí: se intenta el ejercicio de aprender a bucear y trepar montes.)
(Que mi vientre, es la dádiva que se ofrece y se honra. Que mi mundo, es un sueño que se hace y se goza. Que mi intención: es la vida y lo que pones en juego por el amor sin sombra y su lucero.
Que mi noche tardía, es mi día y en él o en ella; me he ido derramando.
Que he derrochado las horas frente al verso y el fuego y me hago cargo, 
de todo cuanto he roto, en su nombre.
Que ya sabías, lo sabías... Que voy muriendo a chorros, por un soplo de luz. 
Por la hebra y la niña que ayer brillaba púrpura en mi pecho.
Que no tengo palacios y sólo soy un sueño de mujer. 
Una hembra de piel y de sangre.
Una boca que late, una nube fecunda. Una rama, que se intenta y se trepa. 
Esta mujer, que me nombra, en la que pregunta el ¿Dónde? 
Que derrocha y agota pronombres y no adquiere ropajes, ni apellidos de nadie.
La que duerme conmigo y se amanece, a cosa hecha, voraz y en llamas.
La que muerde en mi cuerpo las mañanas y ansía tanto el Norte.
La que dicta: que tengo un territorio tutelado, un camino y un cofre. Un sauce, para el llanto...
Que he surcado los miedos, que lo he intentado todo y he caído contigo en picado y prefiero lo digno de levantarme sola. 
Que me nutro en el musgo y me interpolo en esta otra, que también es mi voz y mi mujer en cueros. 
Que mi tierra es salvaje y me enraízo en el aire y alita de Alma o Loba, ahora y siempre he sido. 
Que me voy y no vuelvo: porque no puedo más. Porque no he aceptado un No, por un no tengo. 
Que mi llanto, es mi quiero o mi quiebro y mi nunca, es ahora. 
Que mi adiós es una rémora colgándome de la boca. Un huyo, para siempre, porque tú, me has mentido.
Que nada tiene sentido, si lo piensas...
Pues tu roto es el fuego y mi fortuna el agua. Que en ti ya me he mojado y en ti me seco en llamas. 
Que he hecho testamento bajo el sol y he escrito sobre el viento: 
Que aquí ya no se rasga,  aquí ya no se jode, aquí no se dicta, ni se levanta el verbo o se regala el plomo y el cansancio...
Aquí se va de rojo y no de luto. Aquí no se oscurece, ni se apaga la luz...
                                                      He dicho                                                  
En mí ya no se juega; 
no puede acudirse a pata coja.
Que prefieras tu suerte, compañero y con ella te valgas y te sobres.
Que no inventes,  no sueñes,  no vuelvas, mañana a pronunciarme.
Aquí, ya nada tiembla y el invierno, no suda, su témpano de nieve.
Aquí, vuela el Arube hacia otra primavera.
Aquí se habita y vibra mi Elegía.
Aquí se abrasa el Aire y se enciende una Vida.
Aquí... 
Aquí, voy a vestir 
de largo la Poesía.

"mujer de aire"

 He dicho...



3 comentarios:

Rafael dijo...

Precioso poema el que nos dejas.
Un abrazo.

Deaire - La trayectoria del cielo dijo...

Has dicho, sí, rotundamente has dicho, sin dejar un detalle al azar. Y al tiempo que rotunda, con la cautela de quien muestra una herida.
Asentí, mientras leía; no sólo por poder comprender las razones que aquí se exponen, sino por la manera de trenzarlas y el ritmo que se impone en su lectura.
Has dicho, ya lo creo, y lo has dicho de una forma preciosa.
Un abrazo

carmen jiménez dijo...

¡Qué lugar este tuyo tan maravilloso para abonar alegrías!
He visto muchas primaveras, pero este tuya se me antoja la mejor de todas.
Felicidades Mayde por este gran poema de fondo y de forma.