miércoles, 20 de julio de 2011

Niños de la calle (Relato)



Tengo ya casi 6 años. Mis hermanos Juan y Manuel, son un poco más grandes que yo.
Ellos lustran zapatos en la calle y lo hacen muy bien. Pero a mí aún no me sale y no me dejan que pruebe porque dicen que soy muy chica para que me salga bien. 
A veces me dejan sola y luego antes de que se haga de noche me vienen a buscar y nos vamos los tres juntos para casa.
Mi papá llega muy tarde y muchas veces se enfada con nosotros porque dice que ganamos muy poquita plata. Entonces nos grita y mamá le dice que sea bueno y que no nos riña tanto porque algún día hemos tenido mucha suerte y hemos llevado más plata a casa que él. Entonces mi papá le pega y ella nos manda a la cama y Miguel, que es el más chico, se pone a llorar y no me deja dormir. Yo me levanto y lo cargo en brazos para que se calle y se quede tranquilito y se duerma conmigo.
Hoy  nos hemos levantado muy temprano, Juan y Manuel se han ido por un lado y yo he estado andando todo el día solita. A veces canto canciones y me dan alguna moneda. Otros días no se me ocurre que hacer y me siento delante de un sitio donde van a comer siempre los turistas.  
Esta tarde había una mujer que me miraba todo el rato y me ha traído un plato de sopa de arroz con pollo. Luego se ha marchado con su familia y yo me he comido un poquito porque estaba caliente y muy sabroso. Pero si esa señora tan buena en vez de la comida me hubiese dado solamente un dólar, mi papa estaría más contento conmigo esta noche.   
Aún no sé como les habrá ido hoy el día a Juan y Manuel. Seguro que cuando yo cumpla  6 años me dejaran ir con ellos y me enseñarán a dar bien el lustre y entonces lo haré muy bien.
Tengo sueño y ya no tengo más ganas de caminar. Me voy a quedar aquí esperándolos. 

8 comentarios:

Mar Moreti dijo...

Una situación que me parte el alma, y más aún siendo tan apatica a este mundo.....la cruda realidad.

saludos!

Un abrazo.

josé ángel dijo...

Cuando la pobreza se haya indisolublemente unida a la generosidad del alma, a la humanidad que resta entre las asperezas de una sociedad que entrona y aparta...que envilece y se apaga.

Laura Caro Pardo dijo...

Cuántas infancias rotas, Mayde, cuántas. Y el mundo sigue girando, como si nada.
Hay relatos que son realidades.
Te quiero, preciosa.
Un abrazo.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Lamentablemente la explotación de los niños es tan antigua como la prsotitución.Y es también tan difícil de erradicar. Ya el poeta del siglo XIX, CARLOS ROXLO, escribió sobre ello con su maravilloso poema "Andresillo", uno seleccionado para el libro "Los mil mejores poemas escritos en lengua castellana". Besos, Mayde.

© José A. Socorro-Noray dijo...

Tristemente, casi siempre, la realidad supera a la ficción.


Un beso.

María Socorro Luis dijo...

Conmovedor y hermosamente escrito. Natural, sencillo ingenuo como lo diría una niña de seis años. Y tan creíble y real...

Te dejo un gran abrazo.

Anna Calero dijo...

Recuerdas cuando fuímos a ver "Biutiful"?

justo así nos sentimos todos, vemos y observamos sin mirar alrededor.

estamos en una quietud perversa, la miseria a nuestro alrededor y sin más.

lo has captado de coña amiga mía, no escribes tú, lo hace la pequeña y te llega a la raíz de la raíz.

Felicitats y mil petons dels meus, de corasong,
l'anna "mismamente"

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

La realidad de frente y leída nos revienta hasta el alma, cuanta infancia rota por las calles nos encontramos y cuantos ojos bajos, avergonzándose de lo poco que llevamos en el bolsillo.
Realidad que duele, realidad que mata.
Un besito Mayde