miércoles, 13 de julio de 2011

Lo sueño, pero no...(II)



No te engaño, todo es un poco distinto y aunque parezca  real,  se nos mueve y nos mece en una niebla suave e incorpórea. Y si estamos desnudos, se me pierde tu olor tras esa niebla y aunque yo quiera pensar que no es posible, lo es. Me acerco, te miro, te respiro,  inhalo en cada hueco de tu piel y mi memoria olfativa me dicta “que eres tan sólo un dulce y vano engaño de ti mismo y que te viva y me viva o que te deje escapar”  

Entonces empiezo a darme cuenta: la ilusión se va desvaneciendo, el más hábil de mis sentidos la ha tocado y casi hundido y aunque vaya a quedarme junto a ti lo que me reste de tiempo, mientras la luz del día no te prohíba o delate el vacío entre mis dedos:  empiezo a descubrir que eres, que estamos siendo sólo sueño, que te miro desde él y no es tu piel, ni son tus manos, ni tus ojos café, llevándome a ese no sé qué vuelca la vida en tus pupilas, que me engancha, me cautiva y me hace ser de fuego cuando te miras en mí.
Y amor; me besas y te beso, por todo el cuerpo, para que siga creyendo en ti mi sueño.
Sólo el último beso no puede llegar a parecerse al que nos dimos, al de la última noche retando al minutero, los dos en duermevela. O al beso del no puedo, al del antes y el después, al de la espera allí en el aeropuerto, o al del adiós y al de cuánto tiempo faltará, para bebernos hasta el alma en el próximo beso. 

La luz voraz de la mañana, no deja tramas ni rincones oscuros donde ocultar las lágrimas. Las lavas delante del espejo,  las tragas o las dejas que brillen tras tus ojos.
Simplemente no estás y no puedo hacer nada contra eso, sólo sentir, que en días como estos que amanecen desiertos de todo,  yo tampoco estoy, porque he emprendido el vuelo tras mi sueño. 

Una vez ya te lo dije; ser soñador tiene su precio. Se paga  cada día al despertar.    
Y tú, despiertas en mí ese don que hoy te nombro, ese don que aún no conozco muy bien, pero que me hace ser mujer consciente y estar viva, más allá de la piel o de mí misma o de la realidad que me traiga la aurora _y tan dormida e inconsciente como sigo contigo cuando te llevo en mis sueños_ me hace darme cuenta de lo cierto, sostenerme con la fuerza y la firmeza de este amor, que es del aire y del verbo y de todo lo nuestro,  que es capaz de traerte a mis noches  y lograr que seas una réplica “casi” perfecta de ti mismo (aunque me falte tu olor), mientras te vivo y en mi sueño dormido: estás desnudo en mis brazos…

Y estás, también amor,  cuando despierto y mientras has de llegar aún a casa  y la distancia se hará nada entre nosotros y tendré que liberarme de toda el ansia y todo el tiempo que he tenido que soñarte y quedarme perdida en el aire, despertando sin ti, pero con tu amor vivo en los labios.

1 comentario:

Alonso de Santa Inés dijo...

Ten confianza,
En cierto sentido te comprendo,
Poner la vida, como se lee en tus letras.
No flaquees, pues Lo ha venir llegue será por siempre.
Deja al Sol te mime hasta Su llegada.

Saludos.