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| ¿Mi corazón desprendido volviendo a unirse a la rama? | 
Escribir nuevamente el adiós necesario.
Con los pies, con las manos, 
con tu nombre.
Olvidar el reproche 
el cómo y el cuándo
el por qué.
Saber que no has de volver
cuando te muerdan los dedos 
tus soledades.
Reescribir mi verdad y pronunciarme.
Con mi voz, con mis labios, con mi nombre.
Y decirte un adiós tan sencillo 
que nunca me duela.
No esperar a que pase el invierno,
ni a que brote la tierra 
que me prenda de nuevo 
a la rama del árbol.
Renacer del silencio, 
de la piel del letargo.
Ahora, 
en este preciso instante.
Pronunciando un adiós tan sencillo
que te borre sin llanto de mí.
 
 
